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¿Conoces mi último libro?

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Conciencia forzosa.

Hoy se ha publicado la noticia de que el área metropolitana de Barcelona ha sido la que menos agua ha gastado durante todo el año 2009, con un consumo por persona y día de 108.51 litros. El dato no es baladí y, por el contrario, es algo por lo cual vale la pena que nos congratulemos todos por lo que significa de concienciación social mediambiental. O no.

En todos los artículos que he podido leer al respecto, se remarca el grado de conciencia colectiva en el momento de ahorrar agua al ser un bien escaso en esta zona de Europa, poco agraciada con las lluvias que suelen regar gran parte del continente. Sin embargo, no se hace especial mención a lo que realmente ha provocado que la gente gaste menos en agua que un calvo en peines.

Es muy posible que si le preguntamos a la gente, nos diga que lo hace por ecologismo, por ser un bien escaso y mil historias que quedan muy bien delante del encuestador, pero les puedo asegurar que si no se tuviera que pagar cinco veces más en impuestos que en el agua realmente consumida, Barcelona no seria, ni de lejos, el primero de la lista.

En un momento de crisis como el actual, la gente reduce gastos de donde sea y dadas las tasas descomunales que se incorporan al recibo del agua a sabiendas que la gente no puede prescindir de un bien básico -tramos mínimos, iva, tasa para el tratamiento de residuos, etc.- la gente se lo piensa dos veces antes de abrir el grifo y en vez de ducharse una vez al día, lo hace una vez al mes. Para desgracia de la pituitaria del vecino de asiento, claro...

No obstante, donde ya es desorbitada la "clavada" del agua es en los pequeños negocios, que con la excusa de que es un comercio, te cobran unos 70 euros trimestrales como tramo mínimo por el sólo hecho de tener el agua en la tienda. Si el negocio es una zapatería o una tienda de ropa, ya me explicará qué negocio hará con un agua pagada a precio de oro.¡Si sale más barato fregar el piso con sifones! Resulta lógico que no se abra el grifo más que en las fiestas patronales, y siempre que no caigan en año bisiesto.

Pero aún no se acaba ahí la cosa, ya que al cúmulo de "razones medioambientales" especificada anteriormente, se ha de añadir que el sabor del agua que recibe buena parte de la población, sobretodo la que se nutre del agua del Llobregat, es auténticamente repulsiva, por lo que la gente ha de gastarse sus buenos dineros en comprar agua embotellada. Si el agua del grifo no supiera a rayos fritos, todo este consumo se tendría que añadir a la cantidad total de agua consumida. De esta forma, no quedan registradas y las estadísticas quedan magníficas.

En definitiva, que si en vez de vivir mayoritariamente en pisos viviésemos en casas con jardín, si no pagásemos la barbaridad que se paga por el agua, si no hubiera la crisis que hay y no fuera auténtica agua de Carabaña lo que sale por el grifo... ya le iba a decir yo a usted por donde se iba a pasar el conjunto de la población barcelonesa la conciencia ecologista.

Se lo imagina, ¿verdad?


Ecologistas en acción contra el malgasto de agua.

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