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¿Conoces mi último libro?

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Reparaciones irreparables.

¿Usted se acuerda de la I Guerra Mundial? ¿No? Pues fue aquella guerra que se hizo entre 1914 y 1918 entre los países europeos y que fue una auténtica matanza. De aquí a cuatro años se celebrará el centenario de su inicio, y, hoy día 3 de octubre de 2010, Alemania ha pagado el último plazo de las compensaciones de guerra que le fueron impuestas al final de dicha guerra en el Tratado de Versalles. ¿Cómo se le ha quedado el cuerpo?

Después de la 1ª Guerra mundial, los Aliados impusieron a Alemania un humillante tratado en que, a modo de revancha pura y dura, se desmembraba Alemania, se le obligaba a un resarcimiento tanto material (se le requisaban todos los barcos mayores de 1400 toneladas, se le obligaba a la concesión de 200.000 toneladas en nuevos barcos, entrega de 44 millones de tm de carbon anuales, 370.000 cabezas de ganado, la mitad de la producción química y farmacéutica, etc...) como económica, con el pago de unos 132.000 millones de marcos-oro. Teniendo en cuenta que la cantidad impuesta era más de tres veces los recursos en oro de Alemania en aquel momento y que los Aliados exageraron las valoraciones, el sentimiento de linchamiento público de los alemanes de aquel entonces fue tremendo.

Esta imposición, encarada a que Alemania no levantase cabeza, provocó que la república que sucedió al imperio alemán (la república de Weimar) tuviera la necesidad de endeudarse hasta las cejas con la banca -que en algunos casos habían jugado a dos bandos- y provocó una inflación cabalgante (se llegó a los...¡685% anuales!) que provocó el hundimiento total de la poca economía que aún funcionaba. La deuda aumentó hasta los prácticamente 300.000 millones de marcos-oro y a la gente les resultaba más económico empapelar las paredes con billetes que con papel pintado.

En esta tesitura de depresión total y absoluta (los franceses incluso ocuparon la cuenca del Rhur para asegurarse el pago de las cuotas de carbón, ya que el marco no valía nada), el partido nazi, con Hitler a la cabeza, subió como la espuma con un discurso populista y en 1933 suspendió totalmente el pago de ningún tipo de deuda con los aliados al considerar que eran un auténtico disparate. La devolución del honor perdido y la subida vertiginosa de una economía libre de las cargas impuestas, hicieron que la sociedad alemana encumbrara a Hitler y éste iniciara una carrera armamentística que desembocó en la II Guerra Mundial.

Acabada la guerra, los Aliados no condonaron la deuda y la República Federal de Alemania asumió la deuda que aún no había sido pagada, así como los intereses generados durante el período en que no se había pagado nada, acabándose de pagar en 1983. Sin embargo, quedaban sin pagar los intereses bancarios del periodo 1945-1953, que quedaron en suspenso ese mismo año hasta que llegase la reunificación, momento en el cual tendría que pagarlos en un plazo de 20 años. El 3 de octubre de 1990 se produjo la unificación y el comienzo de nuevo de los pagos, llegando hasta hoy en que se ha producido el abono total de las cantidades pendientes.

Sabemos que los bancos son unas auténticas sanguijuelas para la población pero, posiblemente, si conociésemos la repercusión real de los trapos sucios bancarios en nuestra historia y vida diaria -más allá de lo que ya conocemos- nos haría temblar. Por de pronto, las ambiciones de algunos banqueros (Rothschild, Morgan, etc.) que vieron las posibilidades de negocio de la hecatombe que posteriormente fue la primera gran guerra, tuvieron como repercusión directa la Segunda Guerra Mundial y, por extensión, la Guerra de Vietnam, consiguiendo con ello pingües beneficios derivados de la financiación de los gobiernos en todas esas guerras.

Alemania se ha quitado un duro yugo bancario arrastrado durante casi un siglo. Ahora estamos en una dura crisis en la cual los bancos están siendo los protagonistas al impedir que los gobiernos y la población en general salgan del pozo. Los unos porque están enjuagando las pérdidas bancarias con dinero público y, a su vez, endeudándose con los bancos hasta las cejas, y los otros, porque les niegan créditos que anteriormente daban sin límite. ¿Cuando finalizará esta espiral en que los únicos que tienen algo a ganar son los mismos de siempre?

Mientras que cada persona vaya a su bola, nunca.

¿Crisis? ¿Qué crisis?

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