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Dean Karnazes, el hombre que puede correr eternamente

Dean Karnazes
Resulta obvio que las personas no somos todas iguales y que cada una tiene unas características que la hacen diferente a las demás. Darwin explicó que son justamente estas sutiles diferencias las que hacen que los seres vivos se diferencien en especies, ya que el desarrollo de estas capacidades particulares en diferentes medios ambientes hacen que la capacidad de supervivencia aumente significativamente (ver El misterioso exceso de velocidad del antílope americano). En el caso de los humanos, aunque por cuestiones culturales se haya enmascarado un poco, también ocurre, y un ejemplo claro sería el caso de Dean Karnazes, un corredor californiano que gracias a su genética especial podría estar corriendo toda la vida.

Uno de sus libros
Dean Karnazes, conocido como Ultramarathon Man por haber sido capaz de correr 50 maratones en 50 días consecutivos, es un corredor de largas distancias nacido en 1962 en Inglewood (California) que destaca por su especial habilidad para mantenerse corriendo durante días sin aparentes signos de cansancio. Esta especial característica, que ya le viene desde su infancia, es la que le ha permitido, por ejemplo, hacer 560 km en 3 días, 9 horas y 44 minutos de carrera ininterrumpida o la anteriormente citada 50 maratones en 50 días seguidos, la cual concluyó en la Maratón de Nueva York obteniendo, para más inri, el mejor tiempo de las 50. La gesta de Filípides en Maratón (ver Spartathlon, la verdadera maratón de Filípides), sería hoy en día un calentamiento para Karnazes.

A correr no lo gana nadie
Lo más gracioso del caso es que desde los 15 a los 30 años dejó totalmente de correr y cuando decidió volver a hacerlo, corrió 48 km (30 millas) de una tacada, demostrando que lo que le hacía correr, lo llevaba en la sangre, más allá de entrenamientos y trucos diversos. Sea como sea, esa capacidad física no solo la ha hecho servir corriendo, ya que también ha cruzado la bahía de San Francisco a nado y ha estado 24 horas consecutivas sobre una Mountain Bike (¡pobres isquiones!). Ahí es nada.

Sin embargo... ¿qué es lo que le permite permanecer en carrera casi indefinidamente cuando a cualquier otro le daría un jamacuco con solo hacer una milésima parte de ese esfuerzo, o, en el mejor de los casos, unas agujetas que dejarían a cualquiera postrado durante semanas? Justamente eso, que por mucho que corra, no tiene agujetas.

Durante el ejercicio físico los músculos, como subproducto de su funcionamiento, generan ácido láctico. Este ácido láctico se acumula en las fibras musculares, generando la fatiga del músculo y obligándolo a parar tras un tiempo más o menos largo de actividad. En circunstancias normales, el ácido láctico cristaliza y genera las dolorosas agujetas. En Dean Karnazes, las cosas funcionan un poco diferente.

En las pruebas de esfuerzo con continuos análisis de sangre que se le han hecho durante su vida, se ha detectado que se produce un incremento muy marcado de ácido láctico durante los primeros 15 minutos de actividad, lo cual resulta absolutamente normal. Lo especial ocurre a partir de aquí, ya que es entonces que la cantidad de ácido láctico se estabiliza en vez de aumentar progresivamente, como le pasaría al resto de los mortales. 

Músculo, no. Lo siguiente.
Esta especial característica hace que, de una forma desconocida, Karnazes elimine el exceso de ácido láctico de sus músculos, de tal forma que -al menos teóricamente- podría mantenerse en carrera indefinidamente al eliminar el producto que regula la fatiga muscular al mismo tiempo que lo va produciendo. La realidad dice que no solo de ácido láctico vive el músculo, y las microcontusiones y otras variables hacen que el músculo acabe por decir "hasta aquí llego". Por ejemplo, en las 81 horas y 44 minutos que invirtió en hacer los 560 km en 2005, Karnazes destacó que lo que más le pudo fue el sueño, encontrándose varias veces durmiendo prácticamente en marcha.

Dean Karnazes en la actualidad sigue corriendo y corriendo, participando en todo tipo de carreras en cualquier zona y condición. Se ha cruzado el Polo Sur, el Valle de la Muerte, el desierto de Atacama (ver La explosión de belleza de un desierto florido)  y se ha recorrido los 4.800 km que hay desde Nueva York (costa este) a Disneylandia (costa oeste) en 75 días, talmente como quien se va a buscar el pan, demostrando el auténtico portento humano que hay en él.

¿Alguien se atreve a igualarlo?

Dean Karnazes, Ultra Marathon Man

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