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Los buitres que celebran anualmente la batalla de Gettysburg

Buitres en Gettysburg
Buitres en Gettysburg
Gettysburg es un pequeño municipio de unos 7.500 habitantes del estado de Pennsylvania en los Estados Unidos, el cual no se diferencia demasiado de cualquier otra población de similares características. Sin embargo, cada invierno los cielos de Gettysburg se encuentran, sin un motivo aparente, con miles de buitres revoloteando por sus campiñas. ¿Porqué estos animalejos se reúnen en este lugar y no en otro lado? La impresión en sus pequeños cerebros de una carnicería humana hace más de un siglo, parece estar detrás de esta reunión anual de buitres.

Entre 1861 y 1865, los Estados Unidos se vieron envueltos en lo que se ha dado a llamar la Guerra Civil Americana. En esta guerra, los estados del norte (La Unión) de raíz industrial y antiesclavista se enfrentaron bélicamente a los estados del sur (Confederados), básicamente agrícolas y esclavistas. Los estados sureños habían formado una confederación que pretendía independizarse de los Estados Unidos y, manteniendo su sistema agrícola-esclavista, absorber México y la española Cuba. 

Cementerio de Gettysburg
Cementerio de Gettysburg
Los estados del norte, por su parte, eran fieles a mantener Estados Unidos como una federación única, y eso, junto al hecho de que tener unos vecinos expansionistas no era excesivamente cómodo, decidieron que si podían dirimir las diferencias a tiros, el diálogo era una pérdida de tiempo. La esclavitud (ver El triste origen de la palabra "quilombo"), en un principio no era un problema, pero según fueron tomando los acontecimientos un cariz cada vez más violento, los estados unionistas vieron en la lucha contra la esclavitud una útil baza motivadora de sus propias fuerzas.

Imagen de la batalla
Imagen de la batalla
En medio de este generoso reparto de tiros y sablazos a diestro y siniestro, desde el 1 de julio de 1863 y hasta el día 3, tuvo lugar la batalla más sangrienta de toda la guerra civil estadounidense. En las campiñas y bosques adyacentes a Gettysburg, los 83.000 soldados de la Unión y los 75.000 de los Confederados se enfrentaron a degüello. Literalmente.

Generales Meade (Izq.) y Lee (der.)
Generales Meade (Izq.) y Lee (der.)
La batalla acabó con la derrota de las tropas confederadas del General Lee y la victoria -pírrica, pero efectiva- del general unionista George G. Meade, que significó un importantísimo punto de inflexión en el desarrollo de la guerra. El resultado de aquellos tres días fueron casi 53.000 soldados muertos (22.000 de los federales y 31.000 de los confederados) que quedaron en el campo de batalla. Tal fue la mortandad producida que se contaba que uno de los arroyos que atravesaban la zona del conflicto bajó durante semanas teñido de sangre.

Miles de muertos por el campo
Miles de muertos por el campo
En este escenario dantesco de muerte y destrucción, y dada la ingente cantidad de carne fresca a disposición, los animales carroñeros (entre ellos los buitres) se vieron atraídos a un auténtico festín. Estos animales, visto que aquello se había convertido en un auténtico buffet libre a cielo abierto, con miles de cadáveres esparcidos por los campos, se congregaron a miles en aquella zona. Tanta comida tuvieron y durante tanto tiempo, que los buitres, impresionados por esta inaudita bacanal, pasaron de generación en generación la visita a los campos de Gettysburg hasta la actualidad. No obstante, algunos naturalistas, ponen peros a esta visión "romántica" de la historia.

Bandada de buitres
Bandada de buitres
Según parece, no se puede negar científicamente que la concentración anual de tal cantidad de buitres se da desde la batalla de Gettysburg, pero al contrario de lo que pudiera parecer, el festín no se daría por la carroña de los soldados muertos. Según historiadores locales, los muertos humanos fueron retirados relativamente rápido, por lo que no pasarían el tiempo suficiente como para que los buitres los vieran como carnaza, no obstante, no pasó lo mismo con la caballería. Los caballos (ver El curioso trampantojo biológico de la pata de un caballo) murieron también a miles en aquel campo de batalla, pero al contrario de los humanos, no se retiraron de allí y se dejaron al alcance de los carroñeros, quedando restos esparcidos por los campos durante más de una década. Sería por tanto, la carroña de los caballos (mucho más grandes y suculentas) los que harían que los buitres se acumularan "tradicionalmente".

Sitio donde se pegó el primer tiro
Sitio donde se pegó el primer tiro
Por otro lado, según parece, el festín de la batalla propició que los buitres conocieran un sitio especialmente agradable para ellos para pasar el invierno, lugar el cual no conocían antes. O dicho de otra forma, que es como si le invitan a comer gratis a un pueblo que no conoce, pero que acaba por gustarle tanto que después no hace más que ir cada temporada a aquel pueblo. Pues los buitres, lo mismo.

Entrada del parque dedicado
Entrada del parque dedicado
Sea de una forma o de otra, la cuestión es que una absurda matanza de soldados y animales de carga, consiguió modificar para siempre el comportamiento de la comunidad de buitres de Gettysburg. La zona quedó declarada como Parque Nacional Militar desde 1895 y, desde entonces, se ha convertido en el principal atractivo de la ciudad, la cual vive, prácticamente, del turismo relacionado con aquella batalla.

En definitiva, esta historia deja patente -una vez más- que si bien los animales no tienen un pelo de tontos, el ser humano no es que sea tonto, sino que es imbécil con marchamo de calidad y todo.

Vale la pena reflexionar al respecto.

Un auténtico buffet libre que marcó para siempre a los buitres
Un auténtico buffet libre que marcó para siempre a los buitres

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